El champú sólido es tendencia y se habla de él como si fuera una novedad, pero la realidad es que lleva 35 años siendo el producto de culto de Lush y revolucionando el mundo de la cosmética: lo inventó Mo Constantine, cofundadora de la marca, en 1987 y a día de hoy cuenta con una gama de 10 champús sólidos diferentes para adaptarse a las necesidades de todo tipo de cabello.
La revolución cosmética
Se calcula que cada año se producen 120.000 millones de unidades de envases de cosméticos, la mayoría para ser usados solo una vez, y que solo se recicla entre el 9 y el 12% de los plásticos a nivel mundial, cifra que asciende al 25% en el caso de España.
Al no necesitar envases, la invención de los champús sólidos supuso hace 35 años una revolución para el mundo de la cosmética, evitando la fabricación de toneladas de plástico de un solo uso.
La invención del champú sólido
Era el año 1987 y Mo Constantine (cofundadora de Lush) y Stan Krysztal (químico cosmético) estaban trabajando en un nuevo jabón en su laboratorio en Poole, (Inglaterra). Stan lo había apodado el “jabón de lombrices” porque estaba haciendo pruebas con fideos de detergente sintético que parecían gusanos. La idea era prensarlo manualmente para poder darle la forma que quisieran. Mo sugirió cambiar los fideos sintéticos por algunas agujas de surfactante, consiguiendo así pastillas redondas perfectamente prensadas.
Cuando Mark Constantine, tricólogo y cofundador de Lush, entró en el laboratorio y echó un vistazo al producto se dió cuenta de que lo que habían creado no era un jabón sino un nuevo y revolucionario producto: ¡Una barra de champú sólida!
5 razones sólidas para pasarse al champú sólido
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