Número 37
Ceramidas de segunda generación: innovación en el cuidado de la barrera cutánea Las ceramidas son el pilar fundamental de la barrera cutánea, esenciales para mantener la hidratación y proteger la piel de agresiones externas. Sin embargo, las versiones convencionales presentan limitaciones en estabilidad y biodisponibilidad. La biotecnología ha dado un paso adelante con las ceramidas de segunda generación, obtenidas de fuentes vegetales y optimizadas para una mayor eficacia. P or Laia Sallan , R+D M anager & R egulatory A ffairs S pecialist de S pecial C hemicals La piel, como órgano vital, no solo constituye la primera línea de defensa contra agresores externos, sino que también desempeña funciones esenciales en la regulación de la homeostasis y la percepción sensorial. En el centro de su capacidad protectora se encuentra la barrera cutánea, una compleja estructura compuesta principalmente por corneocitos inmersos en una matriz de lípidos. Entre estos lípidos, las ceramidas desempeñan un papel crucial: actúan como el “cemento” que une las células del estrato córneo, impidiendo la pérdida excesiva de agua y protegiendo contra agentes irritantes y patógenos. Sin embargo, diversos factores como el envejecimiento, la exposición a la radiación ultravioleta, la contaminación y otros agresores ambientales pueden disminuir los niveles endógenos de ceramidas, debilitando la barrera cutánea y predisponiendo la piel a sequedad, irritación y otros signos de deterioro epidérmico. Las ceramidas empleadas en cosmética se han obtenido siempre de fuentes animales o a través de síntesis química. Aunque estas formulaciones han permitido la reposición del manto lipídico con bastante éxito, presentan limitaciones en cuanto a estabilidad, biodisponibilidad y, en muchos casos, implicaciones éticas y medioambientales. ESTRUCTURA Y FUNCIÓN DE LA BARRERA CUTÁNEA La barrera cutánea constituye la capa más externa de la epidermis y se configura como una estructura compleja y esencial para la salud de la piel. Está compuesta por corneocitos, células muertas que se disponen de forma ordenada, inmersos en una matriz lipídica en la que destacan las ceramidas, el colesterol y los ácidos grasos libres (Figura 1). Esta combinación de células y lípidos crea una red organizada que actúa como un filtro semipermeable, permitiendo la retención de humedad y, al mismo tiempo, impidiendo la entrada de agentes externos, como patógenos y sustancias irritantes. La disposición de estos componentes en bicapas lipídicas confiere a la barrera una capacidad única para regular la pérdida transepidérmica de agua, manteniendo la hidratación necesaria para el correcto funcionamiento de la piel. Además, esta estructura juega un papel vital en la protección contra factores ambientales, asegurando que la piel se mantenga flexible y resistente. Cuando la barrera se debilita, ya sea por procesos de envejecimiento o por agresiones externas, la pérdida de humedad aumenta y la piel se vuelve más propensa a desarrollar irritaciones, descamación y otros trastornos dermatológicos. Las ceramidas son moléculas clave dentro de esta matriz lipídica. A nivel molecular, una ceramida está compuesta por una base esfingolípida, que puede ser esfingosina, dihidroesfingosina o fitoesfingosina, unida a un ácido graso mediante un enlace amida (Figura 2). Esta estructura les confiere propiedades anfipáticas que les permiten integrarse de forma ordenada en las bicapas, actuando como la unión que conecta 44 INDUSTRIA COSMÉTICA 037 PRIMAVERA 2025 ingredientes cosméticos
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy OTAxNDYw