Revista Industria Cosmética - Nº 26
alcanzar el órgano diana, al que van dirigidas. Alcanzando el órgano aumentan en él, la replicación celular y su capacidad funcional; es decir, ejercen un efecto de rejuvenecimiento. La terapia celular presenta, empero, un aspecto poco comprensible: ¿cómo pueden movilizarse las células inyectadas desde el punto de entrada hasta el órgano a tratar, sin que sufran un proceso de fragmentación? A este punto débil del método se le ha dado la explicación siguiente: lo que se vehicula, en realidad, es el mensaje genético en forma de ácidos nucleicos ADN y ARN de las células inyectadas, lo que en la práctica conlleva unos efectos similares. A pesar de los detractores de esta técnica ideada por Niehans, no cabe duda de que numerosas personas se han beneficiado del tratamiento, expresando muchas de ellas públicamente los buenos resultados conseguidos; se puede nombrar, por ejemplo, al papa Pío XII, al que le fue aplicado el tratamiento en el verano de 1954. El pontífice, agradecido por el resultado logrado, nombró a Niehans miembro de la Academia Pontificia de Ciencias. El Dr. Niehans, creador del método, falleció mayor, a los 89 años, pero la clínica de La Prairie de Ginebra, sigue atendiendo a gran número de pacientes que allí acuden para ser tratados de diversas dolencias, mediante la terapia celular. Niehans, que comenzó usando implantes celulares embrionarios, obtenidos mediante un método original puesto a punto bajo su dirección, con el tiempo comercializó, asimismo, células liofilizadas que eran inyectadas en otros centros ubicados en diversos países. Hoy en día, la terapia celular o sus derivados (células liofilizadas, ácidos nucleicos, embrioninas) se siguen aplicando y hay varios miles de médicos en todo el mundo, especialistas en estas técnicas. También existen laboratorios que suministran las células o sus extractos en variadas formas. LA PROCAINOTERAPIA DE LA DRA. ASLAN La procaína comenzó a aplicarse en tratamientos contra el dolor, por el médico francés René Leriche, quien en su obra “ La cirugía sin dolor ”, preconizaba el empleo de este fármaco, conocido entonces por su nombre comercial de novocaína (químicamente es el éster 2-dietilaminoetílico del ácido p-aminobenzoico), en trastornos circulatorios y articulares, muy en especial, de la artritis. El citado autor, demostró claramente la acción vasodilatadora y reguladora del sistema nervioso vegetativo de la procaína. La rumana Ana Aslan (1897 – 1989) comenzó a aplicar la procaína en 1949 en trastornos de la circulación periférica. Nueve años más tarde, le vino la idea de utilizarla en tratamientos de enfermedades típicas de la vejez, obteniendo buenos resultados. Para ello, inyectaba 10 ml de una solución al 1% de novocaína en suero fisiológico, directamente sobre una arteria próxima al lugar a tratar. De esas experiencias, nació el Gerovital H3, cuya composición es como sigue: • Procaína 2,00 • Ácido benzoico 0,12 • Metabisulfito potásico 0,10 • Fosfato disódico 0,01 • Suero fisiológico c.s.p. 100 Con esta mezcla la Dra. Aslan obtuvo mejores resultados que con la procaína sola, tanto en el tratamiento de los procesos de envejecimiento, como frente a una numerosa serie de dolencias, entre las que cabe destacar: depresión nerviosa, neuritis y neuralgias, astenia psíquica y física, reumatismo degenerativo, poliartritis reumatoide, distrofias de la piel y faneras, asma bronquial, osteoporosis, etc. En 1970, la Dra. Aslan presentó Aslavital, en forma de inyectables y grageas. La solución inyectable contiene procaína, en la misma proporción del Gerovital H3 y, además, glutamato potásico que, al parecer, ejerce una acción sinérgica sobre el sistema nervioso. Las grageas, en cambio, contienen ciertas vitaminas que refuerzan el efecto sobre la arterioesclerosis cerebral y cardíaca. Sus indicaciones más importantes son: tratamiento preventivo y curativo de las formas de envejecimiento cerebral y cardiovascular, pérdida de la memoria; arterioesclerosis generalizada, cerebral, coronaria o periférica; enfermedad de Parkinson; etc. La Dra. Aslan preconizó que el tratamiento antienvejecimiento con procaína fuera aplicado anualmente a partir de los cuarenta años. Comoquiera que las inyecciones resultaban bastante molestas a los pacientes, dirigió la investigación en el sentido de conseguir un tratamiento equivalente, que se administra por vía bucal. Lo que se consiguió al adicionar la procaína a una hematoporfirina, comercializándose el preparado bajo la denominación de KH-3. 60 INDUSTRIA COSMÉTICA 026 ENE/FEB 2023 HISTORIA DERMOCOSMÉTICA
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy OTAxNDYw