Revista Industria Cosmética - Verano 2021
más que nunca, la protección contra la luz azul es, por tanto, un desafío importante para un producto cosmético. La degradación del colágeno y la formación de hiperpigmentaciones, así como problemas posturales y oculares, son solo algunas de las consecuencias de esta exposición continua e inevitable. El cambio en el entorno de nuestra vida rutinaria nos ha llevado a pasar mayor tiempo en interiores, lo que significa menos ejercicio al aire libre y el detrimento de la producción de vitamina D, así como el aumento del cortisol y la adrenalina. Además, de un cambio en los ritmos circadianos, que se refleja claramente en la piel. El aumento del lavado, especialmente de las manos, conduce a la deshidratación de la piel, al eccema y a la intolerancia al producto. La barrera de la piel se ve comprometida, por lo que las infecciones encuentran menor resistencia y agreden la superficie de la piel. El contacto frecuente con desinfectantes, además de los riesgos generales que entraña para la salud, también altera el equilibrio microbiológico de la piel, lo cual debilita la barrera cutánea. Un tema particularmente discutido en los últimos meses ha sido el del llamado “mascné”, el complejo problema de la piel que resulta del uso prolongado de la máscara protectora de la nariz y de la boca. “Mascné” es un término que hace referencia a distintos problemas de piel, los cuales pueden incluir acné, foliculitis, rosácea o dermatitis perioral, es decir, cualquier erupción inflamatoria que involucra la piel alrededor de la boca y que, a menudo, se manifiesta con protuberancias rojas y piel escamosa. Por supuesto, esto ocurre más intensamente en personas que ya son propensas a problemas epidérmicos. El uso de mascarillas conduce a puntos de fricción constantes donde la piel se irrita. El aumento de la temperatura y la humedad bajo la mascarilla llevan, además, a un ambiente similar al de una sauna que afecta la barrera de la piel y favorece problemas de la piel como la escamosidad (incluso labios agrietados), enrojecimiento o manchas. También los productos de cuidado aplicados actúan de manera diferente bajo la mascarilla que en la piel expuesta, pudiendo causar problemas con la hipersensibilidad, especialmente en relación con la función barrera dañada. Sumado a todo esto, el hecho de que la mascarilla atrape las bacterias de la boca en la piel agrava la situación. Sin embargo, en un pequeño estudio inédito con sólo 10 sujetos que llevaban mascarilla, los investigadores de Amway no pudieron demostrar un cambio en el microbioma de la región periorbital. Los productos que se desarrollan actualmente para la piel en este periodo histórico - limpiadores de la piel, productos de cuidado o mascarillas faciales de efecto protector - necesitan cumplir objetivos extraordinarios. Su eficacia deberá ser controlada y estar basada en exámenes cutáneos con métodos clásicos de bioingeniería. Hasta ahora, tal y como se ha podido observar, el principal problema de la piel causado por las mascarillas es el debilitamiento y daño de la barrera cutánea, lo cual se da principalmente en las capas superiores de la epidermis. Muchos mecanismos diferentes trabajan juntos para asegurar que ninguna sustancia peligrosa penetre en las capas más profundas de la piel y los “Mascné” - una palabra de tendencia en los tiempos actuales. 51 VERANO 2021 INDUSTRIA COSMÉTICA 019 dermocosmética
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