¿QUIÉNES SOMOS? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?
Tras siglos de desarrollo, la humanidad sigue invariablemente haciéndose las mismas preguntas. Seguimos intentando comprendernos, intentando definirnos en este planeta, dilucidar si somos un accidente, un milagro o una inmensa plaga, por los efectos devastadores que a veces tienen nuestras acciones.
De hecho, la crisis del coronavirus nos ha hecho ver que la actividad humana perjudica de forma radical al medioambiente y que una actividad más consciente retrasaría, o incluso remediaría, el desgaste actual del planeta (canales de Venecia transparentes, reducción drástica de la contaminación atmosférica en grandes ciudades, visibilidad del Everest desde la India por primera vez en treinta años...).
Como sociedad, vivimos en constante cambio y reajuste de nuestros valores y principios, algo que ocurre de forma cada vez más rápida cuanto mayor es el intercambio de información entre individuos, que a día de hoy es inmensamente veloz gracias a las redes sociales.
Sirva como ejemplo que, desde el siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX, fumar tabaco en espacios cerrados daba cierto aire de glamour e intelectualidad. Resulta imposible imaginar a Sherlock Holmes sin su pipa o su adicción al opio. Pero los tiempos cambian, el conocimiento en materia sanitaria avanza y los valores se actualizan. A día de hoy, Sherlock necesitaría entrar en un programa de desintoxicación, sus deducciones no serían tomadas muy en cuenta por estar bajo los efectos de las drogas y, muy posiblemente, sería inhabilitado como detective.
LAS MODAS Y LAS NUEVAS TENDENCIAS empiezan siendo exactamente eso, una novedad en el comportamiento humano que, de asentarse y repetirse con el tiempo y la costumbre, acaban por incorporarse a la vida cotidiana.
El veganismo, actitud ante la vida en la que se apuesta por el consumo de bienes que no guarden relación con ninguna forma de explotación animal, comenzó centrándose en la alimentación, pero ha ido extendiéndose a otros campos, tales como la cosmética y los productos de limpieza. Aunque pueda resultar sorprendente, algunas de las enzimas que los detergentes contienen provienen del páncreas del cerdo, como la lipasa, que ayuda a eliminar las manchas de grasa.
Incorporar estas adaptaciones a un producto implica un cambio de planteamiento y un trabajo extra para la marca que apuesta por transmitir al consumidor la sensación de empresa ética. La compra de estos productos minimiza la sensación de placer culpable en el consumidor al sentir que su dinero va a parar a una empresa con principios. Así, estas marcas conseguirán nuevos consumidores (siendo el target principal los consumidores jóvenes, más proclives a las novedades y a implementar nuevas costumbres en sus vidas) y se asegurarán la lealtad de sus clientes.
PARA GUIAR A ESTE NUEVO SECTOR DEL PÚBLICO, cada vez es mayor la proliferación de webs y blogs dedicados a informar sobre la existencia de productos que garanticen el respeto por la vida animal en todos los ingredientes y procesos de producción del objeto en cuestión. Esta tarea no se plantea nada fácil ya, que por un lado, no es algo extraño el uso de ingredientes de origen animal y, por otra parte, las grandes marcas en muchos casos están obligadas a hacer test en animales para poder exportar a países como China, donde es una condición indispensable. Por lo tanto, el número de opciones para estos consumidores, por el momento, no es demasiado elevado y en algunos casos no encuentran opciones disponibles para cierto tipo de productos.
Si bien es cierto que quizá para un gran sector del público la posición vegana pueda resultar extrema o excesivamente exigente, su simple existencia puede ayudar a mejorar la conciencia de los consumidores y a dirigir a la industria hacia la búsqueda de procesos más limpios y más respetuosos con las especies animales.
DESDE NUESTRA EXPERIENCIA PERSONAL, y debido al gran interés mostrado por los distintos mercados, las empresas de fragancias están recibiendo cada vez más este tipo de solicitudes. En nuestro caso particular, y para responder a esa demanda, en Iberchem hemos certificado algunas de nuestras fragancias con el sello Ecocert Cosmos, que garantiza la utilización de materias primas sostenibles y respetuosas con el medio natural.
Una pista de hacia dónde vamos nos lo puede dar el hecho de que este sello se creó hace treinta años y, en los últimos cinco, la solicitud del mismo por parte del mercado ha crecido de forma exponencial. Asimismo, de nuevo por solicitud de una parte del mercado, se están reformulando algunas de nuestras fragancias para garantizar la naturaleza vegana de las mismas.
Como todo en la vida, en el punto medio está la virtud, y apostar por lo vegetal/natural puede llevar a una sobreexplotación de recursos (amplias extensiones de terreno dedicadas a cultivar toneladas de materia vegetal de la que finalmente se extraigan en proporción una cantidad pequeña de aceite esencial). El camino debería encauzarse más hacia la búsqueda de síntesis lo más limpias posibles (química verde) y apostar por la biotecnología.
NO OLVIDEMOS el hecho de que una molécula sintetizada en el laboratorio mimetizando a otra ya existente en la naturaleza no difiere en nada con su homóloga natural. Tampoco olvidemos que los aceites esenciales contienen, en muchos casos, gran cantidad de alérgenos, como el aceite de limón, que es un ingrediente fundamental en nuestras colonias infantiles y donde el limoneno, su componente principal, es alérgeno. Y tengamos presente que a Sócrates se le condenó a muerte bebiendo cicuta, que es una planta que, por su aspecto, puede confundirse con el hinojo y que abunda en nuestra península.
Nombre | María Ángeles López |
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Empresa | Iberchem |
Cargo | Directora de Evaluación de Fragancias |
Biografía | |
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