La industria cosmética vive una transformación revolucionaria con el rediseño de los aplicadores. Impulsadas por el auge de productos lanzados por celebridades y las nuevas tendencias en fórmulas líquidas, las marcas de belleza están innovando en el desarrollo de envases que garantizan una aplicación perfecta. Esta evolución ?basada en la experiencia técnica y creatividad, así como estudios de mercado, análisis de tendencias y opiniones de consumidores?, está convirtiendo a los aplicadores en sofisticados sistemas de distribución que maximizan el potencial de los productos cosméticos.
El aplicador es clave para el éxito de un producto cosmético líquido. Garantiza que la fórmula se aplique en la zona deseada, con la cantidad adecuada y de la manera correcta para que el producto cumpla su función. Asimismo, mejora la experiencia del usuario y se adapta a las últimas tendencias.
Los diseños más comunes son brochas, pinceles para máscaras / cejas y una gran variedad de puntas aterciopeladas. Estos aplicadores clásicos están evolucionando, con nuevas formas biseladas, así como de flecha, espátula y hoja. Pero también están ganando popularidad otros materiales y formas menos convencionales, como los diseños florales y cerámicos.
Por ejemplo, la nueva gama de Quadpack cuenta con aplicadores con formas originales, inspiradas en la naturaleza, así como diseños metálicos que proporcionan un efecto frío, aportando valor añadido a la fórmula, mientras realzan la experiencia. Todos ellos proporcionan un toque de creatividad a la aplicación de las fórmulas. Con tantas opciones en el mercado, elegir el más adecuado para cada producto puede ser toda una aventura, sin embargo, seguir estos pasos hace que sea más sencillo elegir el correcto.
1. ¿Cuál es la zona de aplicación?
Lo primero que se debe tener en cuenta a la hora de elegir un aplicador es el área de aplicación. En los productos para los ojos, por ejemplo, el aplicador debe ser suave y delicado con los párpados. En los productos labiales, como los pintalabios líquidos, el aplicador debe ser lo más preciso posible para evitar salirse de la zona. El brillo de labios, por otro lado, requiere la aplicación de una gran cantidad de fórmula para acentuar la belleza natural de los labios. Por último, en el caso de los productos faciales, el aplicador debe cubrir una mayor superficie, pero también debe ser delicado, flexible y cómodo de usar.
2. ¿Qué tipo de fórmula se necesita aplicar?
Conocer los requisitos de la fórmula es esencial a la hora de elegir un aplicador. Sus propiedades requerirán materiales y formas compatibles, y la viscosidad y el nivel de cobertura resultarán factores clave. En el caso del corrector líquido, por ejemplo, se suelen combinar las puntas aterciopeladas y suaves que puedan aplicar la cantidad adecuada de fórmula en zonas específicas. El brillo de labios, por otro lado, requiere un aplicador flexible y suave, con capacidad para almacenar más cantidad de fórmula. Las fórmulas cremosas, que necesitan cubrir una mayor superficie, como los pintalabios líquidos, requieren, sin embargo, un diseño muy específico para evitar resultados de mala calidad. Y es que el aplicador debe combinar almacenamiento y precisión.
3. ¿Qué cantidad de fórmula debe aplicarse?
El diseño y las dimensiones del aplicador determinan la cantidad de fórmula que se aplica. En los aplicadores de forma biselada, que son la gran mayoría en el mercado, cuanto más grande es la punta más cantidad de producto contiene. Algunos aplicadores cuentan con una o más áreas de «depósito» que almacenan y transfieren una mayor cantidad de fórmula. El brillo de labios denso, por ejemplo, requiere un aplicador que recoja más cantidad de fórmula para abarcar la superficie completa en una sola pasada sin volver a rellenar del bote, de modo que en este caso resulta adecuado ese depósito. Los correctores líquidos suelen requerir un aplicador aterciopelado con un pequeño depósito en la punta para trabajar en áreas específicas. Cabe recordar que el aplicador y el limpiador del bote o el tubo deben trabajar en combinación para cargar la cantidad adecuada de producto.
4. ¿Qué precisión debe tener?
La precisión y el control deben ir unidos al diseño del aplicador para alcanzar los resultados deseados. Es por ello que los delineadores líquidos, con los que habitualmente se necesita dibujar una línea fina perfecta, suelen apostar por los aplicadores finos y con forma de punta, porque con ellos se consigue precisión y flexibilidad sin dañar los párpados. Por norma general, los aplicadores rígidos ofrecen un mayor control y definición, sobre todo cuando van unidos a una varilla más larga, mientras que los aplicadores flexibles permiten un efecto difuminado. Los aplicadores aterciopelados, sin embargo, también presentan diseños rígidos con puntas redondeadas que no sirven para delinear los labios, así como diseños semirrígidos con puntas afiladas que aportan más definición y control. Por este motivo, es necesario que el aplicador esté bien equilibrado con la fórmula, sobre todo cuando ha de cubrir una mayor superficie. El aplicador adecuado ofrece un mejor control durante su utilización, permitiendo a los usuarios dosificar la cantidad necesaria de producto con precisión. Esto no solo optimiza el rendimiento del cosmético, sino que también prolonga su duración, evitando desperdicios.
5. ¿Qué sensación debe transmitir?
La textura y la suavidad del aplicador determinan la experiencia sensorial del usuario. Al fin y al cabo, el principal objetivo de los productos de belleza es hacer sentir bien. Un aplicador muy suave ofrece una sensación más agradable a la hora de aplicar fórmulas líquidas puras, lo que tiene una especial importancia en la piel tan delicada que hay alrededor de los ojos. Los aplicadores aterciopelados son la opción más suave, mientras que los pinceles van de elásticos a firmes. Ciertos materiales aportan valor a la fórmula. Los aplicadores metálicos y cerámicos ofrecen un efecto frío, masajeador e incluso descongestionante. La versatilidad de la silicona permite diseños personalizados que potencian la experiencia sensorial.
El aplicador puede mejorar o arruinar la experiencia del usuario con un producto cosmético. Un buen aplicador debe facilitar y hacer más agradable la administración de la fórmula, y ayudar a los usuarios a sentirse como verdaderos maquilladores. El aplicador adecuado tiene la capacidad de transformar una rutina de belleza en un ritual sensorial de cuidado personal.
Un aplicador bien diseñado puede influir positivamente en la percepción general del producto, contribuyendo a crear una experiencia de lujo y cuidado personal. La atención a los detalles en el diseño del aplicador refleja la calidad y el cuidado del fabricante, haciendo que el usuario se sienta valorado y mimado.
En resumen, el aplicador adecuado es mucho más que una simple herramienta: es un elemento fundamental que puede elevar la rutina diaria de belleza.
Nombre | Mateia Crippa |
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Empresa | Quadpack |
Cargo | Category Specialist – Makeup |
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