El Beauty Cluster Barcelona organizó ayer un webinar, como parte del calendario de eventos paralelos a la Barcelona Olfaction Week (BOW), para tratar sobre los cambios en la sensorialidad derivados de la presencia de agentes externos como el coronavirus.
Durante la presentación se trató sobre cómo funcionan los diferentes mecanismos sensoriales, cómo quedan afectados por este tipo de agentes y principalmente la interelación con el sentido del olfato. El contenido, especialmente indicado para empresas del sector cosmético, perfumería, ambientación y aromas, también fue de especial interés para negocios cuyo producto o espacio comercial tiene un componente sensorial relevante, o que quieren profundizar en el campo olfativo.
El Dr. Josep de Haro Licer fue el invitado profesional a la charla. Licenciado y doctorado en Medicina y Cirugía Otorrinolaringológica por la Universidad de Barcelona, especializado en patología sensorial y experto en Gestión de la Sensorialidad y Polisensorialidad, así como director de distintos proyecyos, y asesor sensorial de The Barcelona Wine School (OutlookWine), El Bulli Foundation, Beauty Cluster Barcelona y director del Curso de Ciencias Sensoriales y Creatividad Gastronómica del Celler de Can Roca, el Dr. de Haro habló de los cuatro factores que influyen en nuestra sensorialidad: el propio virus (carga vírica), nuestro cuerpo (reconocimiento del virus por el sistema inmunitario y la capacidad que tiene el sistema sanitario), lo social (sociedad y política) y el medioambiente (meteorología y calidad del aire). El estudio realizado por el Servicio de Cambio Climático Copernicus a nivel mundial refleja, según comentó, la importancia de el cuarto factor en la propagación y expansión del Covid-19: el clima. El grado de humedad y la insolación son condiciones idóneas para el virus, lo que explica por qué se ve una mayor concentración del mismo en la zona del Mediterráneo y el centro de Europa, que coincide con que son las zonas menos inmunizadas por epidemias.
Durante la sesión, se mostraron las últimas investigaciones realizadas que relacionan la anosmia o pérdida del olfato con el contagio por coronavirus y que lo suman a la lista de síntomas propios de la enfermedad, que según un estudio reciente, incluyen fatiga, dificultad por respirar y fiebre, entre otros.
En lo que respecta al olfato, este constituye nuestra identidad olorífera, nuestra huella olfativa, lo que somos en olor para los demás y para nosotros mismos. Cuando el virus entra en contacto, éste se lesiona y nuestra huella se deteriora cambiando por completo nuestra percepción e impidiendo que podamos detectar los olores, especialmente aquellos que son más fuertes, lo cual, afecta también a nuestra identidad y nuestra estabilidad anímica y emocional.
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